Que
lo que pasó artísticamente arriba del escenario fue lo diametralmente
opuesto a lo que pasó –viene pasando y probablemente continúe así- abajo
y afuera. Que el lugar fue una mierda y a nadie le calentó de la
organización que no sea un mar de barro. Que haya barro está todo bien,
que hace al cambalache, pero que no se pueda disfrutar como se debe
esporádicas perlas como un Ya nadie va a escuchar
tu remera o un Todo un palo (con el casicompleto rejunte muchachitos
que estaban manejando esos instrumentos), porque te metías hasta las
rodillas y, después, tenías que fumarte caminar dos kilómetros en dos
horas. Que lo mismo suceda con Jijiji. Que se esté siguiendo la figura
mediática del artísta y de las masa y su folcklore. Que muchos de los
que se van sumando a la movida ya no lo hagan por un sentimiento de
pertenencia o porque, simplemente, les cabe. Que muchos se desesperen
para empezar a relatar que lo vivieron (y, probablemente, allí lo
empezaron a sentir que lo vivieron, cuando lo contaron por las redes
sociales), porque ahora ya no es marginal, sino todo lo contrario,
recool. Que ya no se trate de disfrutar o hacerse el aguante, sino de
mirar de reojo cuando pase una cámara de TN o Telefé para gritar "eeh
viejita aguate lo redondo". Que no lo hace más o menos histórico el
hecho de que sean más dígitos en los que se contabilice el público.
Que este giro de "mi rebelión ya no aclara mi mente" también se está
volviendo medio rompebolas. Que no está tan piola ver boludos de la
Cámpora, que no entienden dónde están y seguro llegaron ahí de arriba.
Que, en otros tiempos, el tema Botnia hubiera sido central, aunque sea
con algunas palabras, pero no lo fue, porque no le queda cómodo a la
agenda oficialista. Que no se piense en buscar un lugar cómodo, para
vivir lo que estás esperando por mucho tiempo, antes de hacerlo en uno
donde gobierna alguien que con la vidriera que generó se candidateó para
el 2015. Que se diga con demagogia que "acá no se está tan mal". Que
mejor hacé lo que sabés hacer y no desvaries, porque para escuchar
consejos políticos no me crucé medio país.
Que esto no lo escucho ni lo leo, la puta que lo parió.
Carlos Carlín
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