Un fragmento de uno de los capítulos de mi Tesina*, que en cualquier momento estará siendo finalizada o entrará en un default, que acabará con su autodestrucción programada.
[...] Los organismos mencionados tienen mecanismos
precisos de acción para funcionar y ejercer control y presión. Entre ellos se
encuentran el sistema de auto
financiación y deuda externa.
Mediante este conceden créditos, que deben ser devueltos bajo particulares
condiciones por los países beneficiarios. El monto de los préstamos es
excesivo, en relación a que supera la capacidad de pago de los mismos. Se
conceden con la cláusula de que sean destinados a sectores preseleccionados por
los prestamistas, en general actividades improductivas. “Cuando se hace
imposible de pagar la deuda, se refinancia la misma a largo plazo, impidiendo
la aplicación de los excedentes financieros a la producción, porque deben utilizarse
para el pago de intereses y amortización del capital de la deuda externa […]”
(J. Scala, 2005; p.128).
Edward Griffin (2000)
define este mecanismo como maniobra de
ayuda financiera. Consiste en la entrega de la economía de
los países del tercer mundo a los más poderosos. Quedan dependientes de los
bancos o quienes posteriormente compren los bonos de deuda, los cuales pueden producir derrumbes económicos y alentar así el
quiebre del orden cívico. Si se logra esta tensión social, la ciudadanía puede
ver con gratitud el apoyo, financiación y protección de una organización
central económica, para poder sobrevivir o estabilizarse.
El mecanismo de la deuda externa es el
instrumento primario y generalizado de dominio de los centros de poder, para
ejercer dominio fehaciente y creciente sobre los países del tercer mundo. Es un
problema financiero, pero su origen y devenir es inherentemente geopolítico.
Procede insertándose dentro del sistema de la usura, cuyo objetivo es generar
deudas incesantemente, que jamás puedan ser totalmente saldadas, por lo que son
refinanciadas constantemente. Así, hasta que la crisis y el colapso financiero
generado por la deuda permitan a los centros de poder apropiarse legalmente del
país, imponiendo leyes internacionales, nacionales y regionales. Actúan en este
proceso junto a otros bancos privados, holdings y distintos grupos financieros privados
e internacionales.
En Argentina, los mayores promotores de la
deuda moderna y actual fueron J. Martínez de Hoz y Jorge Wehbe, vinculados al
Council on Foreign Relations y miembros del Consejo Argentino de Relaciones Internacionales, y Domingo Cavallo, vinculado a la Trilateral Comission y a la Americas
Society.
La deuda externa transforma a los Estados de
los países del tercer mundo en recaudadores de impuestos, a través del sistema
de recaudación fiscal y la doctrina impositiva vigente. Dice A. Salbuchi (2005)
que se trata de un colonialismo
indirecto económico - financiero, que no necesita ocupación militar, y
donde el Estado traslada las ganancias del trabajo de los pueblos -fuente de donde provienen los impuestos- al
FMI y otros bancos acreedores.
[...]
* "Condiciones normativas y comunicacionales para el control natal en la provincia de Neuquén" - Carlos M. López